Las carillas son pequeñas piezas que, a diferencia de las coronas, cubren tan sólo la parte frontal del diente.
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Su uso y aplicación es muy versátil, por lo que permiten realizar un diseño de sonrisa a medida para lograr el resultado deseado. Dado que ocultan por completo la apariencia del diente son perfectas para corregir imperfecciones como manchas o pequeñas roturas, así como para ocultar separaciones o desproporciones entre los dientes sin necesidad de ortodoncia.
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Las hay de dos tipos según su material: De resina y de porcelana.
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Las de resina no requieren tallado del diente y tienen una duración de entre 3 y 5 años, pudiendo alterar su coloración si no se lleva el debido cuidado. Si bien resultan más económicas que las de porcelana, siempre habrá que tener en cuenta que requerirán reemplazos futuros debido a su menor durabilidad.
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Las de porcelana, por otra parte, requerirán un tallado previo del diente y presentarán una duración de entre 15 y 20 años. Pese a suponer una inversión mayor, este tratamiento no variará su color y permanecerá intacto durante mucho más tiempo.
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Por supuesto, la elección de este tipo de tratamientos nunca depende de un solo factor, y serán las circunstancias del paciente (presupuesto, objetivos, etc.) junto con la opinión de un odontólogo profesional las que marcarán el camino a seguir.
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Y tú ¿Alguna vez has recibido un tratamiento con carillas? ¿Cuál escogiste y cuál ha sido tu experiencia?
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Déjanos tu respuesta en los comentarios ¡Te leemos!
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